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lunes, 23 de diciembre de 2013
sábado, 7 de diciembre de 2013
Mi transición al veganismo
Con la actual forma de vida que llevamos todos no nos damos cuenta de la importancia que tiene comer para nuestra salud mental y física. Siempre tenemos prisa, algo que hacer, o simplemente hacemos las cosas con la mente en otras.
Así ha sido mi vida, con todo esto ocurriendo constantemente: muy en el aire, pensando en lo que iba a hacer después o en algo que me había pasado antes, y sintiéndome bien por comerme una ensalada por semana, una Coca Cola zero y yogures light.
Varios cambios a mi alrededor han hecho que empiece a darle importancia a cosas que antes me daban lo mismo. Entre estos cambios está mi mudanza a un país en el que los alimentos de origen biológico están muy presentes. Este artículo ya despertó mi interés en cambiar mi dieta y varias costumbres.
Hábitos que cambié:
También dejé de tomar leche, y en su lugar tomo leche de soja, de almendras o de coco. Basta con saber que somos los únicos mamíferos que seguimos tomando leche siendo adultos. En "La leche que no has de beber" de David Roman se habla de estudios relacionados con los aspectos negativos de tomar leche.
Menos ingesta diaria de azúcares refinados. El azúcar blanco no es bueno. Siempre recordaré el momento en que un conocido que es dentista me confesó que tomaba café, té y de todo sin azúcar. Y si, se puede. Cuesta acostumbrarse pero se puede. Ahora tomo de todo sin azúcar, por lo que le cojo su verdadero sabor. El azúcar integral o moreno, al no estar refinada es muy rica en hidratos de carbono, vitaminas del tipo A, B (B1 y B2) y ácido pantoténico. Cuanto más tacto pegajoso, más presencia de melaza y más nutrientes aportará.
El pan. Simplemente he cambiado de pan blanco a integral, que aporta fibra y mantiene el salvado al no refinarse. Así, la harina se hace con el grano entero y el pan conserva sus nutrientes naturales: fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y fitonutrientes. Por suerte, el país en el que estoy ha facilitado el haber dejado de tomar pan blanco y pasarme a los integrales, deliciosos con sésamo, pipas de girasol y demás frutos secos.
Té verde, rooibos e infusiones naturales de jengibre, limón, naranja o hierba buena, geniales para resfriados y entrar en calor en casa, además de buenos para eliminar toxinas y en el caso del té verde, para despertarnos por las mañanas en lugar de tomar café.
Frutos secos como golosina y para picar entre horas.
Yogurt natural. Al principio si no estás acostumbrado es muy ácido, pero tiene muchos beneficios para el cuerpo, y puedes ponerle muesli o frutas picadas.
Estos cambios a mi parecer son pequeños cambios que si los vamos introduciendo poco a poco, se convierten en hábito que nuestro cuerpo notará: desde la piel más sana y pelo más brillante, al sistema digestivo y el simple olor de nuestro aliento, y para muchas chicas como yo, nuestro aspecto en general.
Como resultados a destacar, he de decir que la ansiedad por comer que me producía antes comer comidas rápidas y de peor calidad ha bajado, y en su lugar me siento más contenta por tener un objetivo alimenticio y por optar por cuidarme.
En general son pequeñas dosis de autoestima y de decisiones propias con un fin. ♡
Así ha sido mi vida, con todo esto ocurriendo constantemente: muy en el aire, pensando en lo que iba a hacer después o en algo que me había pasado antes, y sintiéndome bien por comerme una ensalada por semana, una Coca Cola zero y yogures light.
Varios cambios a mi alrededor han hecho que empiece a darle importancia a cosas que antes me daban lo mismo. Entre estos cambios está mi mudanza a un país en el que los alimentos de origen biológico están muy presentes. Este artículo ya despertó mi interés en cambiar mi dieta y varias costumbres.
Hábitos que cambié:
Empecé eliminando comidas precocinadas y salsas en general. Carne poca, a ser posible fresca y con etiqueta de haber estado en libertad o BIO (sí, son 1 o 2 euros más, pero en mi caso no tengo gastos habituales como fumar, así que elijo pagar algo más por comer bien).
También dejé de tomar leche, y en su lugar tomo leche de soja, de almendras o de coco. Basta con saber que somos los únicos mamíferos que seguimos tomando leche siendo adultos. En "La leche que no has de beber" de David Roman se habla de estudios relacionados con los aspectos negativos de tomar leche.
Menos ingesta diaria de azúcares refinados. El azúcar blanco no es bueno. Siempre recordaré el momento en que un conocido que es dentista me confesó que tomaba café, té y de todo sin azúcar. Y si, se puede. Cuesta acostumbrarse pero se puede. Ahora tomo de todo sin azúcar, por lo que le cojo su verdadero sabor. El azúcar integral o moreno, al no estar refinada es muy rica en hidratos de carbono, vitaminas del tipo A, B (B1 y B2) y ácido pantoténico. Cuanto más tacto pegajoso, más presencia de melaza y más nutrientes aportará.
El pan. Simplemente he cambiado de pan blanco a integral, que aporta fibra y mantiene el salvado al no refinarse. Así, la harina se hace con el grano entero y el pan conserva sus nutrientes naturales: fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y fitonutrientes. Por suerte, el país en el que estoy ha facilitado el haber dejado de tomar pan blanco y pasarme a los integrales, deliciosos con sésamo, pipas de girasol y demás frutos secos.
Por supuesto, introduje mayor cantidad y variedad de alimentos ricos en vitaminas, nutrientes y minerales que antes no tomaba: me propongo tomar legumbres con mayor frecuencia, hojas verdes con ensaladas, tomate y alimentos rojos, naranjas o cítricos, ajo y cebolla, y sobretodo, intento tomar productos de temporada (comer una sandía en invierno por aquí es algo sospechoso, algo transgénico o químico debe tener para aguantar). Además de esto, fomentamos las ventas locales y premiamos el esfuerzo de los ganaderos que se "parten el lomo" para sacar apenas beneficios.
Té verde, rooibos e infusiones naturales de jengibre, limón, naranja o hierba buena, geniales para resfriados y entrar en calor en casa, además de buenos para eliminar toxinas y en el caso del té verde, para despertarnos por las mañanas en lugar de tomar café.
Frutos secos como golosina y para picar entre horas.
Yogurt natural. Al principio si no estás acostumbrado es muy ácido, pero tiene muchos beneficios para el cuerpo, y puedes ponerle muesli o frutas picadas.
Estos cambios a mi parecer son pequeños cambios que si los vamos introduciendo poco a poco, se convierten en hábito que nuestro cuerpo notará: desde la piel más sana y pelo más brillante, al sistema digestivo y el simple olor de nuestro aliento, y para muchas chicas como yo, nuestro aspecto en general.
Como resultados a destacar, he de decir que la ansiedad por comer que me producía antes comer comidas rápidas y de peor calidad ha bajado, y en su lugar me siento más contenta por tener un objetivo alimenticio y por optar por cuidarme.
En general son pequeñas dosis de autoestima y de decisiones propias con un fin. ♡
Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, AESAN
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www.alimentacion-sana.org
www.fitonutrción.es
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