domingo, 12 de octubre de 2014

Rojo

Intenso, un color intenso. 

Parecido a ese que usa mamá cuando se pinta los labios; a ese que usa abuela cuando se tiñe el pelo; al del hombre del sombrero de los semáforos; al de la sangre. Un color que te atrapa solo con pasarle la vista por encima, un color que no vestiría ni por asomo, no quiero desprender esa intensidad y energía que recibo cuando miro algo de color rojo.

Rojo, este sueño se está haciendo más pesado de lo normal. No puedo dejar de pensar en objetos de color rojo. Estoy en ese punto en el que no sé si estoy durimiendo o despierta. Estoy en un punto intermedio que no me gusta nada. Quiero despertar.

Luz, más luz, más conciencia. Menos mal, despierto.

Necesito comer algo.

Por fin, me he quitado esa ansiedad que me trajo este extraño sueño. 

Ya son las 7:45, a trabajar. 

No lo encuentro, no encuentro el calcetín. Podría coger otro y desemparejar otro par, pero quiero este, y por más que lo revuelvo todo no aparece. 

¿Dónde coño metí este calcetín?¿Cómo voy a desemparejar otro par, si el único par de calcetines rojos que tengo es este que esta desemparejado?

Espera.

¿Alguna vez he tenido un par de calcetines rojos?

Maldito sueño.

Octopus