...porque hemos dejado de hacer el amor
con las mentes y hemos reducido la curiosidad a un montón de sábanas.
¿Pero qué
hay de lo que mueve al cuerpo? ¿Qué hay de vosotros? Sí, ¿Qué hay ahí dentro?
¿Algo que merezca la pena ser contado? ¿Hay algo en vosotros que un ciego sería capaz de ver?
Me
refiero a eso que nos mantiene despiertos desde las siete de la mañana hasta
las doce de la noche, lo que hace que los lugares a los que vais sean un poco
diferentes a vuestro paso y lo que hace que las demás personas se pregunten por
qué no os han conocido antes. Me refiero a lo que marca la diferencia entre una
col de Bruselas y una persona. A eso que hace que a veces, sin conocer de nada
a alguien, digamos que hay “feeling”, músculos y curvas aparte.
Os invito a que os atraigan las mentes que ven
soluciones ante los problemas, las que saben lo que es importante y lo que es
accesorio, las que nunca tienen suficiente. Bailad con las mentes claras que
esconden algo que no comparten con cualquiera y aquellas capaces de guardar un
secreto, bailad con las mentes que son como la heroína. Buscad las mentes que
cambian el mundo porque están diseñadas para ello y no saben hacer otra cosa,
las mentes que retan hacerlo todavía mejor cuando las cosas no pueden ir peor
de lo que van. Acercaros a las mentes que son como un bidón de gasolina
esperando a que alguien encienda una cerilla, porque llegado un momento os
daréis cuenta de que ese es el tipo de mente con las que nunca te aburrirás.